domingo, 4 de septiembre de 2011

CABAÑAS LOS ADOBES ARTICULO

CHEQUEN MAS INFORMACION EN LA WEB SOBRE CABAÑAS LOS ADOBES SOLO EN LOS SIGUIENTES SITIOS, www.cabanaslosadobes.com.mx, http://www.cabanaslosadobesmazamitla.blogspot.com, y en mazamitlaeneltejadoconpaloma.blogspot.com.

CABAÑAS LOS ADOBES

Al llegar a Mazamitla después de comprar un terreno en este pueblo que hasta meses después de mi arribo el 23 de diciembre del año 2003, fue nominado como pueblo mágico de Jalisco, la situación económica de un amigo muy querido, me llevo a integrarme como promotora turística al ofrecerme a conseguirle clientes para la renta de su cabaña, al poco tiempo, muchos prestadores de servicios se dieron cuenta que mi facilidad de palabra funcionaba para convencer a los turistas de quedarse en dicha cabañita y me pusieron a mis ordenes más de cien establecimientos. Así nació mi agencia de viajes, y así también nacieron muchas amistades duraderas con los propietarios de dichas cabañas y hoteles. Entre ellos, tuve la dicha de conocer a un matrimonio muy especial y querido para mí, ellos son Prisciliano Sánchez Arias y su esposa Gabriela. Dueños y administradores de las cabañas Los Adobes en la zona del Huricho en Mazamitla. A solo cuatro cuadras del costado del templo de san Cristóbal que se encuentra en la plaza principal del pueblo por la calle José Santana García a mano izquierda esta el acceso de este modulo de cabañas rústicas construidas en su totalidad de adobe, material de construcción con el cual los primeros caserones del centro del pueblo fueron hechos.

Yo también soy dueña de una cabaña de este tipo y conozco las propiedades térmicas de estas construcciones, para empezar, el adobe se hace con el barro rojo de alto contenido de oxido que los purépechas llamaban charanda y cuya palabra significa eso, tierra roja. Los otros dos ingredientes para este material son la aguja del pino que abunda en la zona conocida por los locales como guinomo y el estiércol de vaca que gracias a los ganaderos apareció en el área. Hablando de estos personajes que a fines de los años 1700s llegaron a Mazamitla poco después de la conquista española, debo mencionar que Prisciliano es descendiente de la familia mas prospera del pueblo en ese entonces y que es considerada la familia de los fundadores del pueblo. Los Arias, en específico, Don León Arias Sánchez cuya familia materna proviene de Sahuayo Michoacán. Este hombre fue el patriarca de doce hijos de los cuales aun existen varios descendientes viviendo en Mazamitla y que como la mayoría tienen negocios aquí, tengo la fortuna de conocerlos y apoyarlos en la promoción de estos.

Prisciliano se crio en la casa que se encuentra detrás del templo conocida como la casa de Doña Elodia, que ahora es un museo de antigüedades rescatadas y preservadas por la familia de Samuel Díaz Sánchez y su esposa Angélica. Esta casa contaba con cuatro corredores y abarcaba toda una cuadra de la zona centro. Prisciliano y Gaby compraron un terreno al borde de esta zona con vista al bosque de Huricho, que en purépecha significa lugar del que manda, y en este lugar tan privilegiado por la cercanía del centro del pueblo pero con la belleza impresionante desde el mirador en el cual, al borde de una barranca llena de vegetación y donde la niebla en noches gélidas aparece como una visión espectacular, construyeron su casa, que precisamente es de adobe, en el interior, el comedor es largo y de tabla donde sus hijos y nietos se reúnen a saborear no solo de los exquisitos platillos que prepara doña Gaby y aquí debo citar a Prisciliano “con su reconocido sazón” sino que también de la vista del huerto de aguacates que citando a Gaby son mencionados y afamados con el dicho “y no hay como los aguacates de don Prisci”, a los cuales yo personalmente soy adicta y me deleito comiéndome uno o mas si los encuentro caídos al pie de los sombrados campos de Los Adobes. Un nuevo atractivo que esta pareja, amante de los animales acaba de incluir a su establecimiento es un gallinero y la parvada de guajolotes, gallinas y gallos que ahora son los que osadamente se encargan de entretener a los pequeños y grandes huéspedes de sus cabañas y hasta se nos meten al comedor cuando platicamos Gaby y yo en mis visitas a este hermoso lugar hacen un buen complemento. Prisciliano es agricultor y constructor aficionado que nos ha brindado al pueblo varias cabañas de adobe, unas situadas en Cimas del bosque a varios kilómetros del pueblo rumbo a Pinos de Mazamitla y claro las ocho cabañas que existen rodeando su casa. Estas son: tres de seis personas, con dos camas matrimoniales en una recamara y un tapanco sobre la sala con un colchón matrimonial en el, su chimenea y cocina rústica con tarjas de latón a modo de lavabos le dan a Los Adobes un aire simpático y sencillo y claro un cómodo baño que cuenta con dos toallas, aunque puedes solicitar toallas extras sin costo alguno. Las camas cuentan con tres cobijas y una colcha para las noches mas frías pero también te proporcionan extras si las solicitas en recepción. También cuenta este modulo con una cabaña para ocho personas con dos recamaras con dos camas matrimoniales en cada una y dos baños y otra igual pero que cuenta con un tapanco similar a las cabañas chicas así que el cupo máximo de esta seria para diez personas, aparte las cabañas Rosita y Gaby que están ubicadas un poco separadas de las demás y que cuentan con vista a la barranca del Huricho son para quince personas cada una, estas dos cuentan con su terraza y dos baños, la Gaby tiene como particularidad que es de dos pisos y debajo de la escalera existe una litera con colchones matrimoniales que encanta a los huéspedes. Y una salita arriba con tv con cable. Hablando de esto estas cabañas cuentas todas con licuadora, cafetera, tv con cable, chimenea, baños con amenidades y cocinas equipadas con sartenes y loza. Y si algo te falta y Gaby lo tiene júralo que te lo prestara de su propia casa…

En los últimos diez años, este matrimonio ha prestado el servicio de renta de sus cabañas sin aumentar el precio de las mismas a una cantidad incontable de turistas que buscan ese lugarcito especial donde pasar su tiempo de relajación en la montaña huyendo del ruido y hasta del calor sofocante de la ciudad. Gaby dice que “aquí en Los Adobes si se puede disfrutar del silencio” y eso le consta a su servidora. Pero todos estos turistas no han regresado a sus lugares de origen sin partir de Los Adobes como amigos del matrimonio Sánchez, la vista, la ubicación, el trato amable y personalizado que reciben aquí los ha convencido que Los Adobes es su hogar en Mazamitla. El tipo de huéspedes que Gaby y Priciliano desean son familias, o jóvenes que vengan en un plan tranquilo, ya que esperan de sus huéspedes la misma atención que ellos les brindan como excelentes anfitriones. Debo mencionar que son ideales para familias con pequeños y tienen aéreas verdes, columpios y muchísimas plantas que son la aportación de Gaby que las cuida y cultiva con amor. Desde las macetas con flores exóticas que cuelgan desde las ramas de los arboles de aguacate hasta el sembradío de verduras que tiene al lado de su casa, le dan vida y adorno a este lugar. El estacionamiento es de fácil acceso para personas de avanzada edad y cuenta con asadores privados y comunes

Como proyectos a corto plazo Prisciliano y Gaby piensan incluir unos temazcales que tendrán costo aparte y quizá convertir su comedor en un hostal donde también ustedes puedan saborear de los guisos de Gaby. Incluirán una zona segura con juegos para niños también.

Al ingresar se les registra y en el contrato se firma el inventario de la cabaña, aparte los horario de llegada y salida pueden ser flexibles dependiendo de las noches que pases ahí, en caso de rentar solo una noche la salida es a la una de la tarde y la llegada del sábado seria a las tres, dándoles tiempo para efectuar la limpieza de la cabaña, pero si salen el domingo, puede ser por la tarde aunque después de las seis ya se contaría como una noche mas. Estas cabañas cuentan con descuento de entre semana que son hasta cien pesos menos de la renta mínima que es de $500 pesos por pareja y cien persona extra. El descuento que mencione abarca la noche del domingo si no es temporada alta y hasta el día jueves por la noche. El costo aumenta cien pesos en puentes y vacaciones. Lo cual es común en casi todas las cabañas.

Los Adobes han permanecido a lo largo de los últimos años como las mejores cabañas rusticas en el listado de mi agencia de viajes porque Prisciliano constantemente les da mantenimiento y mejoras a su establecimiento y eso se traduce en calidad. Así que los invito a conocer Mazamitla Jalisco y tomar en consideración a estas cabañitas tan especiales como opción para su hospedaje, a disfrutar de la vista, la comodidad de la cercanía a la plaza y restaurantes, el trato personalizado de sus anfitriones y la paz de la zona en la que se ubican. Nos veremos en el siguiente reportaje, con más sobre buenos hospedajes en el pueblo mágico y sobre su gente que son la verdadera magia del pueblo. Su amiga en Mazamitla, Paloma Arau.

sábado, 6 de agosto de 2011

CIELO DE ALGODON

CIELITO LINDO

LA TROJA DE RODO

Mis estimados lectores, el día de hoy busque la magia del pueblo de Mazamitla en uno de los personajes más conocidos aquí, tanto que gran parte de los vecinos le llaman cariñosamente “Tío”, José Luis González Gálvez, es un señor de 66 años que tiene como particularidad su amabilidad, un sentido caritativo y una apreciación del arte y buen gusto en las muchas propiedades y objetos que posee. Un día le comente al respecto “¿porque todos te dicen Tío?” y él me respondió, “también soy tu Tío Paloma.”

Encontré en la tarde del día del padre pasado la puerta de su hogar abierta, La Quinta Marta Dolores nombrada así por los nombres de la madre de sus hijos y de su madre e hija, sobre la carretera a Michoacán en la salida del pueblo. Entre a la propiedad buscándolo a sabiendas que estaba el ahí por la presencia de su camioneta pick up tan conocida en el pueblo. Llamándolo para que me permitiera la entrada a hacerle una entrevista. Desde el balcón de la sala de la recamara principal se asomo el gran señor y le dio gusto verme. Me introdujo a la casa que ya conocía pero hasta esta visita me percate realmente de lo grande que era y nos pusimos cómodos para la entrevista en dicha salita. El tema que quise tocar en esta conversación es el de la troje antigua que se encuentra en una de sus propiedades y que es una cabañita de gruesas y largas trancas de madera ya fosilizada que fue reubicada ya que originalmente se encontraba a tres cuadras de la plaza principal sobre la calle Galeana y ahora se puede apreciar en el restaurante de La Carreta en la glorieta donde el camino a Los Cazos y la avenida Loma Bonita hacen esquina. Lo que me llama la atención de esta sencilla casita de madera es que en su placa conmemorativa, esta troje data de los años mil quinientos y fue una de las primeras casitas que se levantaron en Mazamitla. Soy una persona sensible y la presencia de almas que no han partido me es fácil de sentir. Si eso significa que creo en fantasmas… bueno cada ves que he entrado a esta cabañita he sentido una presencia ahí, el misterio de quien habito en este lugar y el porque su alma aun se encuentra apegada a este me ha tenido fascinada, quería saber más sobre esta y acudí a su dueño para investigar sobre ella. Sorpresivamente José Luis, me contó que él había vivido en ella junto con su tío Rodolfo Calleja cuando tenia solo seis años de edad, compartió esta casita que es conocida como la Troja de Rodo durante tres años y le pedí que me describiera a su tío y su estilo de vida.

“El Tío Rodo era un hombre grande de 150 kilos de peso con ojos azules. Era pariente del virrey Rogelio Calleja. Español de descendencia y se dedicaba a la antigua profesión de mecánico dental. Extraía las muelas, inyectaba, recetaba y los locales acudían a el como si fuese un medico. También fabricaba aparatos de petróleo, jaulas para aves y trampas para las mismas, regaderas y todo lo que se pudiera hacer con lámina.” El Tío Rodo, era hermano de la abuela paterna de José Luis la abuela Clementina. Posteriormente los primos de él vivieron ahí y eran conocidos como los patos.

Cuando José Luis vivía con su tío, me describió en interior de la Troja, que hoy en día es una bodega para el restaurante. Recostado en su sofá, vi como su mirada se perdió mientras me decía lo que veía en ese recuerdo del pasado como si la barrera del tiempo se desvaneciera y en vez de encontrarse junto a mí en su casa lujosa, él volviese a ser un pequeño de seis años y se encontrara dentro de la Toja sesenta años atrás. “había una cama con tablas, petates, un garabato que es un palo con varios palitos saliendo de este donde colgaban la carne y el pozo de la leche y otros comestibles para que las ratas e insectos no se metieran a las bolsas y se la comieran. Había un estante volando colgado donde guardaban la loza de peltre y barro, este estaba suspendido de una de las vigas del techo y alejado de la pared y se le conoce como un zarzo. En una batea de barro con ceniza en su interior se colocaban los jitomates sin que se tocaran entre si a modo de refrigerador. Colgados en las paredes había ponchos de borra y capotes que son mangas de zacate para las lluvias. Había sombreros y un soplador y un pretil con dos planchas de fierro con un comal de barro en donde una muchacha local le preparaba la comida al tío Rodo. Ella le lavaba la ropa y le barría la Troja. El enorme señor comía mucho y me llevaba a la plaza a comprar sus víveres en el mercado, de los cuales recuerdo que siempre había una lata de manteca, un costal de arroz, uno de harina y uno de sal. También había una recipiente con aguamiel, el jugo del maguey, con el cual me preparaba atole de aguamiel y cuando le picaba a este liquido cebollitas y chile de árbol y lo colocaba a añejar al sol este se hacia pulque una bebida refrescante” que José Luis compara con el tomarse una cerveza. En el mercado el compraba chilacayotes, camotes, calabazas, arepas, comalonas, corundas, todas estas comidas que aun se pueden comprar en tiendas de dulces regionales y que la gente hace sesenta años consumía en este pueblito antes de la llegada de la comida moderna. El agua llegaba a las casas desde el cerro del tigre por medio de canoas de pino y pencas de maguey a las pilas que estaban frente a las casas. Los baños eran cuartitos donde sobre una tabla con un agujero que daba a la fosa séptica conocidos cono retretes. La luz se conseguía con lámparas de petróleo y la vida era muy rustica en el pueblo.

José Luis entonces regreso a mi lado en el año 2010 en la salita desde donde al mirar por las ventanas los capulines maduraban y el celaje oscurecía y ya lo único que le pude sacar fue el dato que el Tío Rodo falleció en los años sesentas. Entonces platicamos un poco sobre como había festejado su día del padre y como los cigarros se habían acabado salimos de la Quinta Marta Dolores hacia la plaza a comprar más, me despedí de él agradeciéndole esta oportunidad de poder conocer y compartir con ustedes un poquito del pasado de el lugar donde ahora vivo y que espero que ustedes pronto visiten para convivir con nosotros la verdadera magia de este pueblo Michoacano en Jalisco que es y siempre será su gente.

Su amiga en Mazamitla PALOMA ARAU

CABAÑA DE ADOBE

MONTAÑO, EL INICIO DEL TURISMO EN MAZAMITLA

Mis estimados lectores hoy les platicaré sobre el inicio del turismo en Mazamitla. En la glorieta que se encuentra en la entrada del fraccionamiento de los Cazos, podrán apreciar que la avenida lleva el nombre de Eduardo Montaño Sahagún y en una placa frente al hotel que este señor construyo y que fue el primero en Mazamitla, se lee; propulsor del turismo en Mazamitla, yo quise saber más para compartirlo con ustedes, así que entreviste a su sobrino Salvador Montaño E. que hasta hace poco dejó de ser un vecino del pueblo y que acompaño a su tío Balo, en parte de su trabajo tanto en el fraccionamiento de Los Cazos como en el hotel. Salvador es el tercer hijo del hermano de Eduardo Montaño, Jesús Montaño Sahagún, el socio silencioso de Balo como lo conocía la familia. Ambos hermanos ya fallecieron y el hijo mayor de Balo es ahora el administrador de los bienes que dejó el padre del turismo aquí.

Salvador me cuenta qué cuando su padre y tío en los años cincuentas, empezaron a venir al la montaña, a los bosques no los dejaban tirarlos, estaban sangrando a los pinos, sacándoles la resina que es con la cual se fabrica la trementina y el thinner, no había lugares de pastoreo, los terrenos eran inservibles para la gente local. Entonces llegaron los hermanos Montaño y descubrieron estos parajes, la comunidad les consideraban locos, tanto que el señor cura en una misa les dijo a sus feligreses que estaban un par de locos comprando terrenos y que se los vendieran. Ya que no podían explotarlos de ninguna forma. Ellos eligieron Los Cazos porque existían unos cazos de piedra que se encontraban escarbados en el suelo en la zona conocida como el Tepetate, que eran ruinas arqueológicas donde los indios fermentaban una bebida y aun se encuentran en el jardín encantado que es un atractivo turístico en este fraccionamiento en zona boscosa que crearon Balo y Jesús en los años cincuentas.

El hotel fue posterior en los años setentas y que comenzó como un tiempo compartido y de hecho se vendían membrecías en este lugar. Las cabañas de dos pisos que se encuentran en el hotel fueron construidas por Jesús hasta la numero cinco ya que ahora existen más de setenta cabañas con diferentes estilos. Eduardo fue jugado de loco al principio pero era una persona muy trabajadora y un visionario, Jesús era el que hacia que su hermano pusiera los pies en la tierra y por su carácter practico ubicaba a Balo en la realidad. El hiso los caminos y lotificaron junto con el Sr. Daniel Cárdenas Mata que era un carpintero local que aporto muchas ideas. Los hermanos Montaño eran hijos de una pareja de Ocotlán y de Saguayo nacieron en Aguascalientes pero crecieron y criaron a sus familias en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.

Al ver que este negocio de fraccionar y de hospedar a turistas funcionaba, varios personajes locales empezaron a también fraccionar y construir hoteles y cabañas. La zona ganadera de Mazamitla en los últimos treinta años se transformo en una zona turística, el 95% de la población hoy en día depende del turismo, aunque este rublo aun no le da abasto a la subsistencia de la población pero le ha sin duda ayudado a ser tomado en cuenta para programas de desarrollo humano. En los primeros años del turismo en el ahora Pueblo Mágico, este era muy diferente, no había luz eléctrica, según Salvador que recuerda esa época, entonces era verdaderamente mágico, el señor cura consiguió una planta de luz eléctrica que funcionaba de la siguiente manera, en Los Cazos, existía un arroyo que se llenaba durante el día una pila de agua, esta a las siete de la noche era vaciada alimentando la planta hidroeléctrica por dos horas y a las nueve se acababa la luz para todo el pueblo, a esa hora todos los locales aprovechaban a planchar, utilizar sus electrodomésticos y ver televisión pero las noches seguían siendo aluzadas por aparatos de petróleo o fogatas.

Hoy Mazamitla cuenta con todos los servicios, televisión por cable, luz eléctrica, drenajes, agua potable, y la cantidad de cabañas estan en los miles, los servicios como restaurantes dan una variedad de menús que puedes saborear de todo durante tu visita, los demás negocios que viven del turismo son muy variados y los he mencionado en mis otros artículos como son las rentas de caballos, cuatrimotos, recorridos turísticos, deportes extremos, artesanías, conservas y quesos, en fin todo, claro menos un cine. Aparte de los restaurantes hay discotecas, bares y billares donde puedes divertirte sanamente.

La gente local, me refiero a todos los que habitamos aquí en el pueblo o en una de las comunidades aledañas, pertenecemos a una sociedad que gracias a el intercambio cultural se ha hecho cosmopolita. Los fuereños y los visitantes así como los que han emigrado al norte y vuelto a sus hogares, le han brindado a esta comunidad esa distinción de dejar de ser como los demás pueblitos, me refiero a comunidades cerradas que no les permiten la entrada a ideas no locales. Por esta causa, la verdadera magia de este pueblo, se trata de la gente, gente amistosa, servicial. Su amabilidad se contagia hacia los visitantes que quedan enamorados del paisaje y de la comunidad. Y muchos por eso han adquirido propiedades aquí, como yo lo hice para poco a poco integrarse en la sociedad. Si tienes qué aportar claro está, pero una vez que eres aceptado, la comunidad te adopta como uno de ellos. Eso me pasó a mí y a mi familia. Mis hijos acuden a las escuelas, mi madre cuenta con seguro social, yo trabajo como promotora turística y encuentro fascinante el explorar este pueblo a diario y descubrir todo lo nuevo, lo fascinante, lo bello, la historia y las leyendas de este lugar mágico.

Su amiga en Mazamitla PALOMA ARAU

COMANDANTE MANUEL